miércoles, 25 de abril de 2012

Apoyo a la instalacion en LAS PALMAS DE GC

El gas: ventajas e inconvenientes

 ÁNGEL MANUEL MAESTRE Desde hace unos meses seguimos la polémica sobre la posible instalación de sendas plantas regasificadoras en las islas de Tenerife y Gran Canaria, posibilitando el uso de este combustible (GNL) tanto para la producción de electricidad como para las potabilizadoras y otros usos industriales. Pocos discuten las ventajas del gas natural frente a los actuales combustibles líquidos que se consumen con los mismos fines, pero parece que hemos topado con otro tabú que frena nuestro desarrollo. 'A la parálisis por el análisis', este vuelve a ser el lema repetido en otras ocasiones y que, en este caso, ha provocado un retraso de dos décadas respecto a otros lugares donde han adoptado el gas sin mayores reservas ni inconvenientes. Sin ánimo de descalificar a nadie, sino de enriquecer los razonamientos y aclarar algunas ideas, desgranamos este pequeño informe.


Consideraciones previas
El gas natural, en su estado inicial, se encuentra almacenado en yacimientos específicos, o bien con otros productos fósiles en estado gaseoso. Fundamentalmente es metano y tiene una densidad menor que el aire, por lo que es más volátil que otros combustibles gaseosos derivados del petróleo. El transporte del gas natural a los puntos de consumo se puede realizar bien a través de gasoductos de transporte / distribución (por ejemplo los existentes desde yacimientos rusos a la Unión Europea; del mar del Norte a Gran Bretaña, Centroeuropa, etc.). O bien de otra forma habitual, con barcos metaneros hasta los puntos de destino. En este último caso, al gas se le separan en el punto de origen otros combustibles asociados en los yacimientos, se desulfura y se le eliminan el nitrógeno y el contenido de agua para pasarlo al estado líquido, tratamiento que se realiza en instalaciones o plantas de licuefacción, llevándolo hasta -162º C, convirtiéndose en el denominado GNL (LNG en inglés).

En los puntos de recepción, el GNL se almacena con la misma temperatura de -162º C, en depósitos o tanques tipo termo. El material utilizado en contacto con el gas es el acero inoxidable y la pared interior del tanque se construye con acero de alto contenido en níquel. En la construcción de estos almacenes participan, por lo general, una empresa tecnológica, un constructor mecánico y otro de obra civil.

Tanto las plantas de licuefacción (en origen) como de regasificación (en destino) se construyen normalmente en instalaciones portuarias al lado del mar. Para pasar el gas licuado al estado gaseoso, con el fin de usarlo comercialmente, se aprovecha el agua del mar como elemento de intercambio de calor. Esta operación se realiza a través de unos intercambiadores específicos denominados vaporizadores.


Usos del gas natural
Para consumir el gas natural, normalmente es transportado desde la regasificadora por conducciones bajo tierra, a diferentes presiones, que son los denominados gasoductos de transporte (alta presión = 20 bar) y por redes y/o ramales (< 20 bar). Estas infraestructuras son en su mayor parte construidas con tuberías de acero al carbono, revestidas con polietileno por el exterior. En el caso de las distribuciones comerciales/residenciales en ciudades, se pueden reali- zar en tuberías de polietileno, para ser suministrado a presio-nes máximas de 4 bar.

El gas natural se consume mayormente en el ámbito industrial, caso de la generación de electricidad, y una menor cantidad en el uso residencial. Las ventajas de utilización del gas natural frente a otros combustibles es su uniforme poder calorífico, su ausencia de humedad y de azufre. Es un combustible muy demandado para todos los sectores industriales y, en mayor medida, para la generación eléctrica en ciclos combinados. En el ámbito doméstico / comercial es ampliamente utilizado para la obtención de agua caliente, o para usarlo como combustible en cocinas, naves de almacenamiento, etc.


Plantas de regasificación instaladas en la Península
Como ya avanzábamos anteriormente, una planta de regasificación lleva aparejada una infraestructura portuaria, que no necesariamente es para el uso específico de la regasificadora. Es decir, el puerto puede usarse para otras operaciones industriales y comerciales. En la Península existen las siguientes plantas de regasificación de GNL:

A) Puerto de Barcelona: dispone de 4 tanques de 150.000 m3/ud. y otros 4 de menor capacidad.
B) Puerto de Sagunto (Valencia): dispone de 3 tanques de GNL de 150.000 m3 cada uno.
C) Puerto de Cartagena (Murcia): dispone de 3 tanques de GNL de 150.000 m3 cada uno y otros dos más pequeños, con una capacidad total de 587.000 m3.
D) Palos de la Frontera (Huelva): dispone de 5 tanques de GNL, 3 de 150.000 m3 y el resto hasta una capacidad total de 610.000 m3.
E) Puerto de El Ferrol (Reganosa): dispone de 2 tanques de GNL de 150.000 m3 cada uno.
F) Puerto del Musel, Gijón (Asturias): dispone de 2 tanques de GNL de 150.000 m3 / ud. Está previsto que empiece a funcionar dentro de unos meses.
G) Puerto de Santurce (Bilbao): dispone de 2 tanques de GNL de 150.000 m3 cada uno.
H) Planta de Sines (Portugal), con 2 tanques de GNL de 120.000 m3 / ud.

Hay que considerar que las infraestructuras gasísticas españolas y portuguesas están interconectadas, con un control del movimiento del gas coordinado. Son propiedad de Enagás las plantas señaladas en los apartados A, C, D, F y con una participación en la descrita en el apartado G. Esto convierte a Enagás en una de las compañías más importantes, a nivel mundial, en el conocimiento de esta tecnología energética, así como en la ingeniería y en la operativa de transporte.








Las posibles regasificadoras de Canarias
Canarias, energéticamente hablando, ha usado siempre los productos derivados del petróleo como combustibles básicos. Hace muchos años el Gobierno autónomo, a través de su Instituto Tecnológico, solicitó a Enagás la elaboración de un anteproyecto de gasificación de las islas de Gran Canaria y de Tenerife, con la consiguiente construcción de dos plantas de regasificación (en Arinaga y Granadilla) y una red de gasoductos y ramales para llevar el gas a determinados puntos de consumo. El estudio se hizo basándose en una posible demanda energética, con la intención de tener un combustible alternativo al fuel para las térmicas de Castillo del Romeral y de Granadilla, como mayores consumidoras. El citado estudio fue presentado por Enagás en septiembre de 1995, correspondiendo al Gobierno de Canarias tomar en consideración las propuestas que se hacían. Los tanques de GNL que se proponían para instalar eran de 150.000 metros cúbicos de capacidad, uno en cada isla citada, metraje que se corresponde con la mayor parte de los barcos metaneros de LNG.

Han pasado, por lo tanto, 16 años y el proyecto continúa bloqueado. Se creó, como es sabido, una empresa (Gascan) que se encargaría de realizarlo. A fecha de hoy la tramitación administrativa está terminada para emprender la instalación de la regasificadora en Granadilla, mientras que para la de Gran Canaria la polémica sobre su propia conveniencia y, especialmente, su ubicación sigue viva, dado que los alcaldes del Sureste se oponen al emplazamiento que se pensó desde un principio: el puerto de Arinaga.


Alternativas
Sigue en el candelero, pues, el tema, discutiéndose tanto su viabilidad como su ubicación en un enclave alejado del puerto de Arinaga, recinto que nació precisamente argumentándose la necesidad de esta infraestructura, entre otras. Aparte de Salinetas, Juan Grande y otros posibles lugares, se lanzó también la idea de ubicar la planta en el Puerto de La Luz, precisamente en la zona de relleno que está surgiendo en la cantera del Roque Ceniciento, en la trasera de La Isleta, suficientemente apartada de la población.
Y como técnico que llevo trabajando en el gas natural más de 30 años, se me ocurrió echarle un cable al alcalde Juan José Cardona, padre de la presunta locura, que habría surgido como reacción a la negativa frontal y a los temores sembrados por algunos opositores al proyecto regasificador. Por ello quiero argumentar y profundizar en algunos aspectos no suficientemente debatidos, tan importantes como las ventajas del gas natural como fuente energética, y los peligros reales que se derivarían. Y debo decir al respecto que la valiente alternativa de Cardona no es, a priori, tan descabellada como algunos la han pintado para descalificarla. Además, habría que añadir que inicialmente podría tener incluso ciertas ventajas técnicas y de futuro, como trataré de explicar.

Si comparamos el enclave del Roque Ceniciento con otros emplazamientos peninsulares, veremos que muchas de las regasificadoras existentes están ubicadas en los puertos principales, y además tienen una capacidad para almacenar gas que duplica o triplica a la que se proyecta en Gran Canaria. Normalmente, esta actividad convive con el resto de infraestructuras portuarias y de almacenamientos de otros combustibles fósiles y de mercancías más o menos peligrosas.

Obviamente, se han establecido los más estrictos controles de seguridad y de prevención de riesgos, así como el uso de las más modernas tecnologías.


Peligros y similitudes
En el supuesto que manejamos, debemos apuntar la proximidad de La Isleta a uno de los puntos de mayor consumo energético (Jinámar), y la posibilidad de prolongar el transporte del gas hasta la central de Castillo del Romeral. En el primer caso podría hacerse mediante un corto gasoducto submarino, y en el segundo, dada su mayor distancia, con una conducción soterrada. Ya barrunto a los atemorizados opositores advirtiendo de posibles catástrofes, pero hemos de decirles al respecto lo siguiente: parecido o mayor peligro supondría trasladar desde el Puerto de la Luz (como se está haciendo) combustibles con camiones cisternas hasta el Sur. El mismo abastecimiento a los barcos fondeados en la entrada principal del Puerto de la Luz debería ponernos en guardia respecto a determinados riesgos que otros asocian exclusivamente a las regasificadoras. Entre estos barcos suelen fondear también metaneros con cargas de LNG, normalmente procedentes de Nigeria, donde se avituallan con destino a las regasificadoras de la Península. Igual podría decirse de los grandes depósitos de combustible, en su mayoría para almacenamiento de derivados del petróleo, situados en la zona de El Sebadal, donde ya sufrimos una desagradable experiencia, afortunadamente sin consecuencias.

Refuerza el razonamiento anteriormente expuesto la comprobación de que, desde hace años, todo el gas que se suministra a las centrales térmicas del extrarradio de Barcelona se hace satisfactoriamente desde la regasificadora, por una conducción submarina. Digamos también que las Islas Baleares cuentan con un gasoducto submarino que, desde la costa de Alicante, llega a Mallorca e Ibiza, al que se suma una conexión eléctrica submarina de 250 MW, que desde Valencia transporta la energía a Palma de Mallorca para reforzar el suministro energético.

Por último, reseñar que el transporte del gas argelino a la Península se inició y durante mucho tiempo fue vía GNL, y posteriormente se está realizando adicionalmente por dos infraestructuras submarinas: la primera entre Tánger y Tarifa, después de atravesar parte de Argelia y el norte de Marruecos, con un gasoducto soterrado; y la segundo y más reciente, por un oleoducto directo entre los campos de Argelia, Orán y Almería.


Detalles y futuro
Desarrollando el desafío lanzado por el alcalde Cardona, podríamos avanzar que el transporte submarino desde la regasificadora a Jinámar no tendría ninguna dificul-tad técnica. Y desde allí, por medio de un gasoducto por tierra, podría extenderse el transporte hasta la central térmica de Castillo del Romeral y a otros consumidores del Sur, en sentido inverso al contemplado en el anteproyecto realizado hace 16 años.

En el futuro, y en función de la demanda (caso de que se considerara conveniente y rentable), se podría estudiar la instalación anexa a la planta regasificadora de la trasera de La Isleta de algún ciclo combinado de mediana potencia (50 a 100 MW). Se aprovecharían además sinergias para un mayor rendimiento económico con el intercambio de calor del agua de mar del proceso, como ya se está haciendo en determinadas instalaciones de ciclos combinados anexas a plantas regasificadoras. Además permitiría modular y mallar el efecto de isla eléctrica del Puerto y zonas próximas de la capital, con un nuevo punto de generación de electricidad. También se podría establecer un punto de distribución de gas canalizado a la ciudad, como nuevo servicio público.

Dejando, finalmente, la última palabra al Cabildo de Gran Canaria en la determinación del lugar para instalar la debatida regasificadora, sí debemos insistir en que considerar al Puerto de la Luz como una posible plataforma logística de suministro de GNL no es ninguna locura. Obviamente como alternativa final si la obstrucción en otros lugares más idóneos persistiera.

Las grandes navieras de cargueros y las de cruceros turísticos empiezan a sumarse a las iniciativas reglamentarias de limitaciones de la contaminación ambiental en el transporte marítimo, con el uso de combustibles más sostenibles como el gas natural, en detrimento de otros que se consumen ahora como propulsores de sus barcos.
Meditemos entre todos la mejor solución basándonos en los resultados obtenidos en otras plantas y pensando en el futuro…







(*) ÁNGEL MANUEL MAESTRE ES INGENIERO INDUSTRIAL JUBILADO, CON DE 30 AÑOS DE EXPERIENCIA EN LA COMPAÑÍA ENAGÁS

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